Bienvenido a este Blog nacido del amor entre un padre y su hija

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jueves, 20 de octubre de 2011

EDUCACION: Permisiva o Autoritaria


Hola amigos,

no se si en algún momento os habréis planteado la duda de si estáis siendo demasiado autoritarios en la educación de vuestr@s hij@s o por el contrario sos demasiados permisivos.

Al final, por mucho que queramos llevarnos bien con nuestros hijos y ser amigos, nuestra labor es educarles y enseñarles a cómo valerse, por lo que siempre tendremos situaciones en las que tenemos que marcar los límites.

Es como cuando un jefe es amigo de los trabajadores. Llegado el momento tendrá que ser firme, así que supongo que la virtud, como casi siempre, está en el punto medio.

De todas formas, como yo no soy ningún experto, he estado leyendo el artículo que María del Mar García Orgaz, Psicóloga infantil, ha publicado en Conmishijos, y quería transmitiros sus comentarios.


Es evidente, que nuestra forma de criar a los crios, es lo que hará a los niños descubrir las normas de la sociedad y debemos elegir cómo educarles y qué valores transmitirles.

La educación autoritaria fue el modelo seguido habitualmente hasta los años 80, y aún persiste en muchas familias de tal forma que los padres imponen sus ideas sin tener en cuenta los criterios del hijo. Por tanto, la comunicación va en una sola dirección y sólo transmiten los deberes que el niño tiene que cumplir.

Según comenta la psicologa, este modelo puede tener efectos negativos para los niños, ya que les crea inseguridad y mala imagen de sí mismos, les hace carecer de autonomía y tienden a desarrollar comportamientos agresivos con los demás.

Por el contrario, la educación permisiva, donde los padres son indulgentes y no transmiten al hijo lo que está bien o mal ni lo que esperan de él, por lo que éste carece de referencias. No ponen límites a la conducta del niño y satisfacen de forma sistemática todos sus deseos. Esto hace que se sientan infelices al no haber ido aprendiendo progresivamente a asumir límites y responsabilidades sobre los hechos ni a desarrollar la fuerza de voluntad, así como tampoco ha interiorizado un mundo de valores que orienten sus actos y le den estabilidad.

En estas situaciones, cualquier altercado le desborda, lo percibe fuera de su control y no aprende a controlarse ni asume responsabilidades, por lo que va adoptando con los padres una actitud de exigencia cada vez mayor, convirtiéndose en un "pequeño tirano", colérico y agresivo con los demás.

Entonces, como hemos visto, ambos modelos educativos son perjudiciales. Si los padres son demasiados exigentes y piden al niño esfuerzos por encima de su edad, el pequeño se vuelve inhibido, pasivo, con miedo al fracaso y no interactúa con los demás.

Los padres sobreprotectores restringen el entorno del niño y sus posibilidades y lo vuelven miedoso, dócil y dependiente.

Por otra parte, los padres, que por temor a dañar psicologicamente al niño, son demasiado permisivos con él, confunden el estado de placer con el estado de bienestar del pequeño y le provocan dificultades de adaptación social y una falsa percepción de sus capacidades.

Pues entonces, ¿cual es la mejor educación?

Pues nos dice la psicologa que un buen modelo educativo es el de la autoridad, pero fundamentada en el diálogo, teniendo en cuenta las características personales del niño. Los padres han de decidir el tipo de educación que desean para sus hijos, los valores que quieran transmitirles. Deben dejar claras las pautas de comportamiento y comunicarlas con coherencia, una de las claves educativas.

Esto implica que tanto los padres como los hijos son parte activa de la educación y los niños tienen que participar en las decisiones que le afectan para que se identifique con ellas, asumirá con más facilidad la disciplina, es esfuerzo necesario para superar las dificultades de la vida, la responsabilidad sobre sus actos y confiará en su capacidad para controlarlos.

Será de esta forma independiente y tolerante, capaz de relacionarse de una manera adecuada para los demás y que, al mismo tiempo, resulte satisfactoria para él.
Evidentemente, todo esto al final lo que implica es estar muy encima de la educación de nuestros hijos, decidiendo cuando hacerles más partícipes en el proceso, preguntarles, hablar con ellos, y cuando marcar de forma más estricta los límites y hacernos respetar.

En el fondo, si lo véis de forma positiva, es una parte muy interesnate y divertida del crecimiento de los niños y lo que es muy importante es que seamos autocríticos.

Suerte y al toro

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