Bienvenido a este Blog nacido del amor entre un padre y su hija

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lunes, 18 de febrero de 2013

Los miedos infantiles: ¿qué podemos hacer?

 
Hola amigos,
 
¿qué tal lo lleváis en este el mes más corto del año?
 
Seguro que lo lleváis bien hasta que os toca cruzaros con los carteles del nuevo circo que haya llegado a la ciudad o algún anuncio de personajes infantiles, en principio simpáticos.
 
No se si alguna vez os habrá pasado a vosotros, pero muchos niños no pueden ni ver a los payasos, a los de verdad, y también tienen otros miedos varios como, por ejemplo, a los muñecos grandes, esos que son personas disfrazadas y hacen globitos.
 
Así que he buscado información sobre los miedos en los niños y me gustaría compartir con vosotros lo que he podido leer.
 
En particular me ha gustado el artículo de Luciano Montero, psicólogo, en la versión digital de la revista SerPadres.
 
En dicho artículo hacen mucho hincapié en que el miedo es un mecanismo que nos permite protegernos de estímulos desconocidos y potencialmente peligrosos, algo que en los niños es especialmente común, y los padres podemos ayudarles, pero, ¿cómo exactamente debemos hacerlo?
 
Pues nos aconsejan sobretodo ponernos en su lugar, ya que miedos para nosotros incomprensibles, para ellos son algo muy importante,  y comprendiéndoles y protegiéndoles.
 
Durante nuestra vida, el miedo nos puede proteger de situaciones peligrosas, pero un excesivo miedo también nos puede bloquear, por lo que hay que aprender a gestionarlo.
 
Es muy importante nuestra actitud frente a los miedos infantiles, evitando regañarles ni burlarnos. Respecto a las explicaciones lógicas, aunque probablemente no tengan mucho efecto, no debemos renunciar a dárselas.
 
Debemos admitir que estos miedos son normales, y debemos permitirles expresarlos y ofrecernes nuestra atención y apoyo, con lo cual el niño cubrirá la necesidad básica de saber que no está indefenso ante los peligros.
 
Como siempre potenciar la actitud positiva es muy importante, elogiándole cuando supere un miedo, y no olvidar el equilibrio entre proteger y a la vez permitir que se aventure siguiendo su curiosidad.
 
 
Me ha parecido muy interesante que en el artículo tratan miedos concretos:
 
Miedo a la oscuridad
 
En realidad temen quedarse solos ante lo desconocido y lo sufren la mayoría de los niños. Es mejor no dejarles solos llorando en su habitación, pero tampoco llevarlos a nuestra cama ni quedarnos con ellos toda la noche. Lo mejor es volver de vez en cuando a verles para que sepan que seguimos ahí, o incluso encender una luz en el pasillo.
 
A los extraños
 
Los niños suelen aferrarse a sus padres ante la presencia de personas desconocidas. No tiene nada de extraordinario y no hay que enfadarse por ello.
 
Puede ocurrir incluso con personas de la familia. Lo conveniente es respetar la distancia que el niño necesita y hacer un acercamiento progresivo, sin forzar las cosas y dando tiempo al tiempo.
 
A personajes disfrazados
 
Los payasos son los amigos de los niños.....¿o no?. La verdad es que desde que conozco esto, les miro y tengo que reconocer que tienen un aire algo maligno...sobretodo el de IT, de Stephen King!!!
 
Sus maquillajes, movimientos, voces, etc... pueden dar miedo a los peques. ¿y qué me decis de sentarse en las rodillas de un Rey Mago?... lo mejor es no forzar la situación más allá de donde los niños deseen, respetando las distancias que necesiten y si aún así no hay manera, ya tendrán tiempo de ir a circos y cabalgatas más adelante.
 
Miedos a ruidos fuertes (cohetes, truenos...), a los animales, etc... son otros de los miedos más comunes que, como norma general, superarán con nuestro apoyo, comprensión y cariño.
 
Además, no olvidéis evitar burlaros ni regañar y, por supuesto, no utilicéis estos miedos como amenazas ni para controlarles.
 
Ni cocos, ni brujas, ni seres parecidos...querer controlarles con este fácil recurso es una práctica insana que puede crearles verdaderos terrores desbordados e incontrolables.
 
Ya se lo que algunos estaréis pensando, que cuando nosotros éramos unos crios nuestros padres no tenían tantos remilgos con nuestros miedos, pero pensar ahora en lo que vosotros podéis tener miedo en la actualidad: hacer una entrevista, hablar en público, a las tormentas... ¿no tendrán su origen en no haber cuidado este aspecto cuando éramos pequeños?
 
Un abrazo


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