Bienvenido a este Blog nacido del amor entre un padre y su hija

Quería daros la bienvenida a todos los que tenéis a bien entrar en este blog que servirá a un padre de una preciosa y maravillosa hija llamada Noah para expresar sus inquietudes, noticias, emociones y cualquier cosa que considere interesante compartir con aquel que quiera leerlo. Mi más sincero abrazo y gracias por gastar tu tiempo leyendo este Blog.

lunes, 7 de mayo de 2012

EDUCACION: Como explicar a un niño la muerte de un ser querido

Hola amigos,

hoy me gustaría ponerme un poco más serio y tratar un tema que, por desgracia, tarde o temprano tendremos que afrontar con nuestros hijos: ¿como le explicamos a un niño la muerte de un ser querido?

La psicóloga infantil Mª del Mar García Orgaz nos muestra unas pautas al respecto y nos enseña cómo afrontar ese momento.

Primero de todo es importante tener en cuenta que la representación mental del concepto de la existencia es difícil de elaborar hasta los 10-14 años. El niño pasa por distintas etapas en la comprensión de la noción de muerte: de la incomprensión total a la creencia de que es transitoria y reversible.

Hasta el principio de la adolescencia, no entenderá que es irremediable.
La idea de la muerte según la edad del niño; alrededor de los 3 años, el niño comienza a hacerse preguntas sobre la muerte, pero sin angustia. De hecho Noah hacde preguntas sobre la muerte y tengo claro que no sabe exactamente qué es.

En una etapa posterior, la relaciona con otras formas de vivir, por eso puede creer que su hermano se ha convertido en un ángel o que su abuelito le está mirando desde el cielo.

Desde los 6 años, la angustia de la muerte es perceptible en el niño. A menudo se observa que tiene miedo de una posible desaparición de su madre (digo yo que también algo respecto al padre...). Esta angustia interviene en la formación de conductas fóbicas, tan frecuentes a esta edad.

Hacia los 8 años, suelen aparecer pesadillas sobre la muerte (de los padres o de él mismo), y el niño se siente culpable de sus sueños. Puede llegar a «no querer hacerse mayor» por miedo a morirse. Hay que hacerle ver que detener la vida es algo así como jugar a «ser cosa»; es dejar de pensar, dejar de querer, de comer «chuches»...

También es habitual que haga preguntas sobre la muerte: si su abuela, que es mayor, se va a morir; a qué edad muere una persona; si es verdad el atentado de las torres Gemelas... Hay preguntas más fáciles de contestar que otras, porque la muerte es parte del destino de todo ser vivo, pero hay muertes más naturales que otras. En general, podemos explicar al niño que morimos porque vivimos; que todo lo que vive, muere.

Hacia los nueve años, el niño entiende rituales en torno a la muerte, como el entierro o el duelo, pero aún no comprende su irreversibilidad. No es consciente de la impotencia humana ante el misterio de la vida y de la muerte.
Cómo hablar de la muerte de un ser querido con los niños

Cuando alguien muere alrededor de un niño que ya diferencia entre extraños y conocidos, no se le debe ocultar el hecho, porque se dará cuenta y buscará, a su manera, a la persona que ha muerto: por ejemplo, si es su hermano, cogerá sus juguetes.

Además, el niño capta muy bien los sentimientos de quienes lo rodean. Si no se le dice nada, puede fantasear e imaginar hechos muy dramáticos para él, como que sus padres se han deshecho de su hermano... Cosas inverosímiles, pero que aparecen en los cuentos, y los niños piensan en ellas. Hay que decirle que una persona no muere mientras permanezca en el corazón y en el pensamiento de otra.

Incluso es conveniente que el día de difuntos acompañe a la familia al cementerio, recordar y hablar de los seres queridos desaparecidos, contestar a todas las preguntas que allí se planteen.

También es importante que el niño conozca los ritos del duelo, pues es la manera que tenemos los humanos de aceptar la muerte.

De hecho, observamos algunos ritos de duelo en el niño, como guardar el collar de su perro que murió. No hay que burlarse de estos ritos y hay que comprender que llore desconsoladamente por su osito roto. Para el niño, todo lo que ama está vivo, aunque sabe que con una vida diferente.

Se debe respetar su manera de superar el misterio de la vida y de la muerte, pero hay que explicarle cuanto antes que la muerte humana es completamente diferente de la de los animales, porque éstos no pueden hablar ni tienen historia: no tienen descendientes que puedan recordar su vida como los humanos, que recuerdan la vida de sus padres.

Una pauta general para abordar con los niños el tema de la muerte es la naturalidad y la expresión sincera de los sentimientos, porque es lógico llorar cuando un ser querido muere, pues se pierde una parte de la vida que ya no se puede volver a recuperar.

Si por desgracia os encontráis en esta situación, recordad que los niños asumen los cambios mejor de lo que nos creemos y que muchas veces reaccionan con una "naturalidad" que nos sorprende cada día.

Un abrazo